Los ángeles caminan entre nosotros, descúbrelos o sé uno de ellos
Me gustaría que compartieran una demostración de un desconocido que logró que llorara de felicidad. Realizó un pequeño milagro en Puerto Rico. Mientras estaba en la universidad, olvidé mi celular en el carro. Fui a buscarlo y regresé a la universidad. A la hora de almuerzo, necesitaba mis llaves para abrir el salón de estudiantes graduados. Me percato que no tengo mis llaves. Desesperadamente, empiezo una búsqueda. Visité cada rincón por el que había pasado y las oficinas que había visitado. Asustada por mi carro, verifico si las llaves están dentro del carro mirando por los cristales. Llamo al seguro y me abre el carro y no están. Pregunto en la oficina del estacionamiento si alguien encontró mis llaves y me dicen que no. Suplico en la Oficina de Asuntos Estudiantiles que redacten un email institucional con mi situación y lo hagan llegar a todo el personal y estudiantes de la universidad (Lo cual ya he logrado antes como Presidenta de la Asociación de Estudiantes Católi